martes, 9 de noviembre de 2010

Cuestión de tiempo

Desde entonces y sin quererlo he ido aprendiendo el lenguaje de los cuerpos vacíos que tendidos sobre las hojas aguardan en el bosque, a merced del tiempo, rezando por el siguiente invierno, la siguiente primavera, el siguiente, el siguiente...

domingo, 20 de junio de 2010

Esta es la habitación

Mi habitación es blanca. Un edredón blanco, armarios blancos, cortinas, escritorio, cabezal transformado en pedestal para los libros, ventilador, ordenador, todos blancos... hay unos farolitos chinos rojos que heredé que no dejan de empolvarse, ya por la falta de limpieza, ya por la falta de uso, pero han alcanzado el punto en que el polvo les da cierto carácter, un espíritu de abandono que, algún día, se volverá signo de poética melancolía, como el polvo que semi involuntariamente dejo que se acumule sobre aquella lapicera que algún día tuve sobre mi mesa en la oficina y que ahora le ha dado por coronar al televisor.

Todos coincidimos en que salvo por el espíritu de Shakespeare, de Ibargüengoitia, de Bukowski, que han buscado asilo en mis estantes, esta habitación carece por completo de personalidad. Me cuesta decidirlo, colgar un cuadro, pintar una pared ¿Y si los colores no me dejan dormir? ¿Y si me adormecen mientras trabajo? Entre una indecisión y otra, se abre la ventana y pienso ¡bien por las paredes! Tuvieran el color o la textura que fuera, se la pasarían envidiando mi cielo que da fondo a esa estampa postmoderna conformada por esa antena que, a lo largo de los años, mis vecinos deconstruyen, agregan más antenas, más estructuras oxidadas, rayos de bicicleta, cables que difícilmente la sostienen, otros que, estoy segura, son meramente ornamentales. Y una media luna gorda que a plena luz del día recibe el cortejo de dos gaviotas.

sábado, 12 de junio de 2010

El alimento de la bestia

Ahí al frente estaba, agazapado, disponiéndose a saltar, el miedo. Mis poros se ciernen, como montañas, cada uno es el filo de una botella rota intentando traspasarme la piel. En medio de la acera, donde la gente va y viene sin descanso, surge el espacio, una burbuja me rodea, los aparta, su marcha, sus voces, sus aparatos electrónicos, todo se deposita en el fondo del océano, es un murmullo hueco, ahogado en la profundidad. Cada uno de mis órganos, todas mis cicatrices, viejas y recientes, se aprietan contra la dermis, quieren traspasarla, romper cada articulación, propagarse a través del aire y dejar rendida esta envoltura, como el abrigo olvidado en el suelo al llegar a casa. Mi mente en blanco, bajo un breve haz de iluminación, reconoce que ha sido abandonada a merced de la bestia y atisba que a pesar de no haber más carnaza para alimentarla, sus dientes encontrarán aquella reminiscencia a la cual podrán aferrarse, un hueso formado enteramente de dolor.

jueves, 29 de abril de 2010

Bardolatrías, las justas

Mira bien esta carita. Párpados caídos, mirada sideral, mandíbula apretada, pómulos exaltados y entrecejo fruncido. Si no me la ves, es que te engaño, no me he pasado toda la mañana con el culo pegado a la silla de la biblioteca. Si el mechón de pelo rebelde se ha estacionado frente al ojo derecho y ya ni me molesto en recogerlo, es que estoy a punto de haber tenido suficiente.
Como estamos estudiando a Shakespeare, para comer, San Jacobos, que sean muy jacobian, please. The Saint Jacobian son diminutos, apenas perceptibles bajo aquella montaña de patatas fritas. Chips sin fish. Y casi sint Jacobs. En el plato hay un pimiento verde asado... a primera visa me he dado cuenta de que estaba claramente influenciado por Shakespeare. Paso de comérmelo.
¿Sabías que la base de datos de la Modern Language Academy da cuenta de casi 38,500 estudios relacionados de una forma u otra con Shakespeare, y que esta solamente contabiliza textos escritos a partir de 1925? En Google books aparece una cifra similar. Y la Librería del Congreso de los Estados Unidos se da el lujo de albergar 6000 títulos de este mismo calibre. Ahora bien, pienso yo, lo que debería asustarnos es que posiblemente el 5% de todos estos textos involucra, además de a Don William, a Stanley Wells. Da miedo ¿no? El muy oligarca de la bardolatría.

domingo, 24 de enero de 2010

El comienzo del año

Los paisajes son selectivos, no son patrimonio de la humanidad, diponibles para el disfrute de todo aquél que posee ojos. Algunos fotógrafos con suerte, paparazzis del entorno, capturan la imagen perfecta del lago y la montaña, el momento preciso en que el espejo del cielo deja de temblar. Las fotografías democratizan la belleza natural, momentos que únicamente los privilegiados y los osados han podido disfrutar.
Y la imagen se volvió más fuerte que el sentido porque en Navidad miro a través de la ventana y no hay ni nieve ni renos, no hay humo de chimeneas. Y después de la larga fiesta de Noche Vieja vuelvo por mi calle y nada me dice que el nuevo año ya está aquí, todo es el mismo suelo mojado, el sol oculto, los edificios entristecidos. Pero el año tendría que comenzar en algún momento, porque no puede ser el pasado eternamente. Hoy, finalmente, la claridad se desliza suavemente por los áticos, la luna impertinente nos sonríe y un árbol desnudo es la promesa de todas las hojas que se irán escribiendo en su nueva historia.
Hoy, 24 de Enero, ha comenzado el año.

domingo, 10 de enero de 2010

Nieva

Dentro del Café de Oriente volvieron a sonar conversaciones que desde hacía cincuenta años no habían vuelto a ver la luz. Mientras nuestras tazas de café se vacían, afuera la suave caída de la nieve va formando, poco a poco, una alfombra blanca para darnos la bienvenida a una infancia que nunca tuvimos. (Sospecho que Toño, aprendiz de invocador de lluvia, algo habrá fallado en el ritual: desde su llegada no hemos tenido más que nieve de todos los espesores).
Diminutos besos se posan con suavidad en mis cabellos, en mis guantes, se apelmazan en el suelo y se pegan a mis botas. Y tengo ganas de dar vueltas y convertirme en estatua de hielo, de que la estampa detenga el tiempo, de que sea perpetuo este sentimiento de soledad desgajado copo a copo por la noche.