jueves, 29 de abril de 2010

Bardolatrías, las justas

Mira bien esta carita. Párpados caídos, mirada sideral, mandíbula apretada, pómulos exaltados y entrecejo fruncido. Si no me la ves, es que te engaño, no me he pasado toda la mañana con el culo pegado a la silla de la biblioteca. Si el mechón de pelo rebelde se ha estacionado frente al ojo derecho y ya ni me molesto en recogerlo, es que estoy a punto de haber tenido suficiente.
Como estamos estudiando a Shakespeare, para comer, San Jacobos, que sean muy jacobian, please. The Saint Jacobian son diminutos, apenas perceptibles bajo aquella montaña de patatas fritas. Chips sin fish. Y casi sint Jacobs. En el plato hay un pimiento verde asado... a primera visa me he dado cuenta de que estaba claramente influenciado por Shakespeare. Paso de comérmelo.
¿Sabías que la base de datos de la Modern Language Academy da cuenta de casi 38,500 estudios relacionados de una forma u otra con Shakespeare, y que esta solamente contabiliza textos escritos a partir de 1925? En Google books aparece una cifra similar. Y la Librería del Congreso de los Estados Unidos se da el lujo de albergar 6000 títulos de este mismo calibre. Ahora bien, pienso yo, lo que debería asustarnos es que posiblemente el 5% de todos estos textos involucra, además de a Don William, a Stanley Wells. Da miedo ¿no? El muy oligarca de la bardolatría.