martes, 30 de junio de 2009

Paso por París

Todo pasó muy rápido: volteé la cabeza a un lado y las pirámides de cristal del Louvre hacían señas através de los arcos del palacio. Veía el código de Hammurabi, la piedra Rosetta, el libro de los Muertos y pensaba "Aquí empezó todo, aquí empezó todo!" Los artesanos de Hammurabi ¿hubieran desgastado sus dedos, sus ojos, su paciencia, tallando línea por línea, si mínimamente hubiesen llegado a saber que tanta y tanta palabra un día nos iba a sepultar bajo códigos binarios lapidarios?
En el principio eran las rayitas, los ojitos, pajaritos de perfil... entonces se hizo la luz y dejamos de decir palabras para que ellas comenzaran a parirnos. El día en que naciste ¿qué letras centellearon, qué palabras se dieron las manos, agradeciendo el milagro? ¿Veniste al mundo a bordo de un moisés conducido por un caudal de palabras, o acaso una agüita de murmullos fue regando el repollo del que saliste?
Y en el barrio Latino, con cuatro cervezas encima y mucho jazz en las orejas, claramente podrás distinguir la diferencia entre el latín culto y el vulgar. Eso si los mosquitos no te han devorado todavía.